domingo, 21 de abril de 2019

Noche de Halloween

  En una noche de Halloween sentí gran curiosidad por saber hasta que punto existían en verdad o salían aparecidos o fantasmas, y sin pensarlo dos veces me fui llenando de valor y lentamente salí a caminar. Eran pasadas las seis de la tarde cuando me dispuse a caminar por una sabana cubierta de arboles, riachuelos, etc. Pero eso no me importó, sólo tenía el deseo de saber o en el fondo quería encontrarme con ese supuesto fantasma del que muchos me hablaban en los días o noches de brujas y desafiando la oscuridad ya dentro de esa sabana pasadas las siete de la noche sólo con dos linternas una porción de agua y un filoso machete me fui monte adentro sin parar cuando de pronto siento a mis espaldas un silbido muy largo y suave a la vez, el cual me estremeció y me puso a temblar en medio de esa sabana y a la vez el gemido de un lobo más a lo lejos aún así ya embestido por el pánico continué mí paso, pero de pronto hacía el lado izquierdo de mí cuerpo veo una mujer alta muy esbelta toda vestida de negro con elegante sombrero y botas de cuero muy abrillantadas, fue algo impresionante que de momento me dejó en chock…,no sabía que hacer sí huir o acercarme a ella; cuando de pronto la fémina se acerca y tiende su mano como diciéndome no tengas miedo que no te haré daño, pero cada vez que a mí se acercaba yo sentía ganas de volar pues preso del pánico y en medio de tanta oscuridad ya mí mente no podía pensar otra cosa que huir. Cuando de repente se fue acercando más y más a mí mientras salían a relucir enormes colmillos que traspasaban el mentón de la fémina mientras yo tembloroso y sin hallar que hacer sólo esperaba helado del miedo que llegara hasta mí, en ese instante tomó mí mano y con largas uñas que parecían un águila me haló hacia ella y me dijo; sólo vengo a que me salves de esta oscuridad. Sin pensar que en ese momento el único que necesitaba ser salvado era yo; caí desmallado a sus pies y no supe más de mí, cuando desperté me encontraba acostado sobre una tumba en un cementerio lleno de luces al darme cuenta de lo ocurrido y recordar todo lo vivido me fui corriendo hacia mí casa y convencido de que ya más nunca tendría curiosidad en saber sí existían o no fantasmas o aparecidos.